jueves, 18 de febrero de 2010

EL CASO GOSLING

Interesante artículo publicado en el diario "El Pais" de hoy, 18 de febrero. El conocido como "el caso Gosling" es el punto de partida para plantear otra vez el tema de la eutanasia. Y por supuesto una vez más se habla de muchas cosas, distintas, al mismo tiempo. Este es un extracto:

"El debate ha traspasado las fronteras británicas y ha llegado también a España. Nùria Terribas, directora del Instituto Borja de Bioética, afirma que el caso Gosling "refleja una realidad de muchas situaciones que en la práctica se están dando". "Hay familias o personas cercanas que pactan esta solución con sus seres queridos", afirma. "La sanidad debe poder cubrir este tipo de situaciones con un adecuado control de síntomas, pero en la práctica no siempre lo hace", por lo que "habría que hacer un cambio de legislación" sobre la eutanasia. "Es un tema que hay que abordar", insiste la bioética, aunque cree que el modelo holandés tiene un fallo: el control del médico se hace a posteriori, "cuando ya no hay remedio".

Mencionar el caso holandés es inevitable en este debate. Holanda fue el país pionero en legalizar, en 2001, la eutanasia, una decisión que sólo han seguido Bélgica, Luxemburgo y el estado de Oregón. Ahora vive otra discusión. Un grupo de médicos, políticos e intelectuales ha organizado un grupo, llamado Por Voluntad Propia, para promover la despenalización del suicidio asistido a partir de los 70 años. En tres días, han conseguido las 40.000 firmas necesarias para solicitar un debate parlamentario al respecto. Al contrario que con la eutanasia, legalizada en 2001 sólo para enfermos desahuciados, esta vez los suicidas, sanos, habrían perdido las ganas de seguir en el mundo. O mejor dicho, "consideran su vida completa y por tanto no desean prolongarla más".

Este planteamiento está muy alejado del que defiende en Reino Unido Care not Killing, que se opone tanto a la legalización de la eutanasia como del suicidio asistido "porque cualquier cambio legal puede poner presión en gente vulnerable, ancianos, discapacitados, enfermos, gente con depresión, para acabar con sus vidas para no ser una carga para la familia, la gente que les cuida, incluso la sociedad", explica Saunders. "La ley está ahí por razones de seguridad pública. Para impedir la explotación y el abuso sobre la gente más vulnerable. Eso significa que haya alguna gente que puede querer acabar con su vida o que acaben con su vida y que no está legalmente autorizada a ello. Es el precio que tenemos que pagar para proteger a la mayoría vulnerable", admite. La alternativa, dice, es asegurarse de que los enfermos no sufran. "No hace falta matar al paciente para matar el dolor. En buenas manos, la morfina no mata porque la dosis terapéutica siempre es inferior a la dosis letal". "En muchos de los casos que están en las noticias se trata de gente con gran determinación y creemos que a menudo presionan a sus seres queridos para que les ayuden a matarse. Tiene que haber protección legal también para sus seres queridos. La coerción puede operar en ambos sentidos. Las leyes están para proteger a los inocentes y los vulnerables, no para otorgar libertades a los más determinados".

Esta postura tiene su reflejo en España. El secretario de la Comisión de Deontología de la Organización Médica Colegial, Jacinto Bátiz, afirma: "Hay mucha gente que piensa que resolver el problema del enfermo es eso, quitarle la vida. Nosotros creemos que no", afirma. Bátiz remite a un artículo que acaba de publicar en la web medicosypacientes. "Desear tener una buena muerte es una legítima aspiración de los seres humanos. Es un imperativo ético para los médicos ayudar a nuestros enfermos a que mueran bien [...]. Hay enfermos que nos manifiestan en ocasiones: "Doctor, me siento una carga para mi familia, ¡ayúdeme! ¡no quiero seguir viviendo así!". La petición individual o social de la eutanasia debe ser considerada generalmente como una demanda de mayor atención y suele desaparecer cuando le ayudamos a solucionar el 'así".

La presidenta de la Fundación Bioética, María Dolores Espejo, cree que el método elegido por Gosling es "simplemente horrible". "Cuando se llega a eso, una persona necesita que la cuiden, no que la ayuden a morirse".

martes, 16 de febrero de 2010

MÁS SOBRE LA RELACIÓN MÉDICO-PACIENTE

Una muy interesante entrevista publicada en el diario "EL Pais" de hoy domingo:"Se puede enseñar al paciente a ser eficaz en consulta"
Entrevista con Ronald Epstein, profesor de Medicina de la Universidad de Rochester
JOAN CARLES AMBROJO - Barcelona - 16/02/2010
Muchos pacientes se quejan de que el médico no les entiende, otros abandonan el tratamiento y alguno se comporta violentamente en la consulta. Son fallos de comunicación que se corrigen con un mayor entrenamiento de los profesionales sanitarios y un papel más activo del paciente, dice Ronald Epstein, profesor de medicina familiar, psiquiatría y oncología y director del centro para la mejora de la comunicación en la Sanidad de la Universidad de Rochester, en Nueva York (EE UU). Epstein, que investigó en España hace unos años, ha recalado estos días en Cosmocaixa Barcelona para pronunciar la conferencia Mi médico no me entiende. En sus investigaciones ha descubierto que, de promedio, el médico interrumpe al paciente a los 23 segundos de iniciar la visita, pero también que la basura de los centros de salud rebosa de recetas: "El médico quiere tomar el control y el paciente a veces no cree en el tratamiento o no confía en el médico", afirma Epstein.

Pregunta. ¿Es tan difícil mejorar la relación médico-paciente?

Respuesta. Los médicos no estaban bien entrenados en habilidades de comunicación, pero se está mejorando. Se puede entrenar al sanitario en dar malas noticias, en afrontar la incertidumbre y las situaciones angustiosas para el paciente. Al paciente se le puede enseñar a ser más eficaz en la consulta, a organizar sus preguntas en una lista, priorizar los asuntos según sus valores y preocupaciones, informarse previamente y acudir con un familiar. Cuando pregunta al médico o le interrumpe para clarificar, el médico cambia su manera de comunicarse, da más información e implica más al paciente. Pero a veces el paciente no sabe qué preguntar, tiene demasiado miedo de la respuesta o no quiere parecer tonto. Otros factores son la falta de tiempo y valorar menos la comunicación que los hechos técnicos. En EE UU hay valores económicos que condicionan las acciones de los médicos: cobran más cuanto más tiempo están con el paciente.

P. La Seguridad Social paga a los médicos que den menos bajas.

R. En Inglaterra, el sistema público incentiva la calidad de atención. A más diabéticos controlados, ganas más. También es importante la estructura sanitaria: en España son una ventaja las enfermeras, que contestan preguntas y dan consejos. En EE UU tenemos centros con navegadores, unos guías comunitarios para pacientes diagnosticados con cáncer y bajo nivel de educación. Estas personas se encargan de que entiendan el diagnóstico, sepan qué preguntar y les ayudan a cumplir los tratamientos. Algunos seguros pagan a estos navegadores: si el paciente cumple el tratamiento costará menos, piensan.

P. ¿De qué sirve tener más tiempo con el paciente si a los 23 segundos le interrumpe?

R. El médico no necesariamente cambia de tema, pero sí toma el control. Bueno, si el paciente vuelve a preguntar, puede cambiar esa situación. Los médicos normalmente no quieren silenciar al paciente, aunque también hay pacientes problemáticos.

P. En la última década, en España se han cuadruplicado las reclamaciones por mala práctica médica. ¿A qué se debe esa mayor insatisfacción e incluso violencia?

R. En mi país no he visto esa clase de violencia. La gran mayoría de denuncias son por falta de comunicación. Hay bastantes errores médicos, es un arte inexacto. Las denuncias son una combinación de un error y de falta de comunicación. También muchos pacientes denunciaban porque creían que se había cometido un error, y no era así.

P. ¿Cómo solucionarlo?

R. En EE UU y Canadá existen acciones para mejorar la disculpa de los errores. Piden a los médicos que cuando cometan un error, lo admitan y hablen con el paciente, le digan por qué ocurrió, qué puede hacer para repararlo y cómo prevenir para que no suceda de nuevo. Es un experimento interesante y parece que a los pacientes les gusta. En algún centro no ha reducido el número de denuncias, pero sí la cantidad que pide el paciente, más como reparación que penalización. A veces, los pacientes no tienen otra opción que denunciar si quieren recuperar los gastos de su tratamiento para reparar el error.

P. ¿Qué nuevas técnicas usan para entrenar a los médicos?

R. Recientemente, publicamos un estudio sobre comunicación más atenta y presente. Normalmente, los médicos funcionamos con piloto automático, con rutinas, no estamos atentos a las peculiaridades de cada situación, ni ponemos mucha atención a nuestras emociones y reacciones. El médico aprende con la meditación y el yoga a observar sus propios sentimientos, pensamientos y reacciones. También los formamos para la escucha atenta. Los resultados del estudio: se redujo considerablemente el malestar de los médicos, que conectaban más con los pacientes, que los veían ahora como únicos.

P. ¿Y qué dice de la información médica en Internet?

R. El balance es positivo. En Internet hay buena información que aportar a la consulta y también oportunistas de los desesperados. Se debe buscar con criterio y el médico debe hacer de filtro.